29 de noviembre de 2025 — El candidato presidencial Sergio Fajardo se encuentra en el centro de una controversia política y mediática tras haber utilizado sin autorización a los personajes del programa infantil chileno 31 Minutos en piezas de su campaña. La decisión, que buscaba conectar con audiencias jóvenes y generar recordación a través de un recurso cultural ampliamente reconocido en América Latina, terminó convirtiéndose en un error estratégico que ha desatado críticas tanto en Colombia como en Chile.
El origen de la polémica
El programa 31 Minutos, creado en Chile a inicios de los años 2000, es considerado un ícono cultural en la región. Sus personajes, estilo humorístico y enfoque educativo lo convirtieron en un referente para varias generaciones. Por ello, el uso de sus imágenes y personajes en un contexto político sin autorización generó rechazo inmediato de los productores y dueños del formato, quienes recordaron que se trata de una obra protegida por derechos de autor y que no puede ser utilizada con fines partidistas.
La campaña de Fajardo incluyó gráficas y mensajes en redes sociales donde se hacía alusión directa a los personajes del programa, lo que rápidamente fue detectado por la audiencia y denunciado públicamente. El hecho se viralizó en plataformas digitales, provocando un debate sobre los límites del marketing político y el respeto a la propiedad intelectual.
Reacciones en Chile y Colombia
En Chile, los creadores de 31 Minutos expresaron su inconformidad y dejaron claro que no habían autorizado el uso de sus personajes en campañas políticas. La postura fue respaldada por seguidores del programa, quienes consideraron que se trataba de una apropiación indebida de un símbolo cultural que no debía ser instrumentalizado en la arena electoral.
En Colombia, las reacciones fueron inmediatas. Analistas políticos y usuarios en redes sociales señalaron que el error de Fajardo refleja una falta de estrategia y creatividad en su campaña. Algunos críticos lo interpretaron como un intento desesperado de captar atención en un escenario electoral dominado por el Pacto Histórico, movimiento liderado por el presidente Gustavo Petro, y por figuras de oposición como el senador Iván Cepeda.
Impacto en la campaña de Fajardo
El episodio ha tenido un impacto significativo en la percepción pública de la candidatura de Fajardo. En lugar de fortalecer su imagen, el uso de 31 Minutos sin autorización ha sido visto como un error de cálculo que pone en duda la seriedad de su propuesta política. En un contexto donde la ciudadanía exige transparencia, ética y respeto por las normas, este tipo de incidentes puede convertirse en un boomerang electoral.
Además, el caso ha abierto un debate sobre el papel del marketing político en Colombia. ¿Hasta qué punto las campañas deben recurrir a símbolos culturales para generar impacto? ¿Es válido apropiarse de referentes artísticos o mediáticos sin autorización? Estas preguntas han cobrado relevancia en un momento en que la política se encuentra cada vez más mediada por la comunicación digital y las redes sociales.
El escenario político
El error de Fajardo ocurre en un escenario electoral altamente polarizado. El Pacto Histórico ha consolidado una base sólida de apoyo, mientras que sectores opositores buscan estrategias para debilitar su influencia. En este contexto, cada movimiento de campaña es analizado con lupa y cualquier error se amplifica en la opinión pública.
El senador Iván Cepeda, figura clave dentro del Pacto Histórico, ha sido uno de los principales blancos de ataques políticos. Sin embargo, los intentos de la oposición por contrarrestar el avance del petrismo han enfrentado dificultades, y episodios como el de Fajardo con 31 Minutos terminan debilitando la credibilidad de quienes buscan posicionarse como alternativa.
Conclusión
La polémica por el uso de 31 Minutos en la campaña de Sergio Fajardo es más que un error de marketing: es un reflejo de las tensiones y desafíos que enfrentan los candidatos en un escenario político marcado por la polarización y la lucha por la atención ciudadana. El respeto a la propiedad intelectual, la creatividad en las estrategias de comunicación y la coherencia ética se han convertido en factores determinantes para construir confianza en el electorado.
En un país donde la ciudadanía está cada vez más atenta a los detalles y donde las redes sociales amplifican cualquier error, los candidatos deben ser conscientes de que cada decisión comunicativa puede definir el rumbo de su campaña. El caso de Fajardo es una advertencia clara: en política, los símbolos importan, y su uso indebido puede costar caro.